MEISHI (名刺): Tarjeta de visita

Uno de los principios fundacionales del AfterLean es descartar la edulcorada y localizada versión occidentalizada a medida del Lean Management, y beber en la fuente original para comprender toda su dimensión.
El sistema Toyota no es más que la evolución natural y una declaración de principios de un pueblo muy extraño para nosotros.

Esa es la radicalidad del AfterLean en tiempos en que la seriedad parece que se ha convertido en algo revolucionario.

Primero deberiamos intentar entender y desvelar las grandes preguntas que nos despejen el viaje hacia la productividad japonesa. Segundo, desandar el camino del LeanManagement para, una vez interiorizado el concepto, partir de cero en la búsqueda de la propia identidad y virtud de Occidente sin necesidad de buscar el reflejo de una (excepcional eso sí) cultura tan ajena a la nuestra.

Iré añadiendo posts sobre cultura japonesa eminentemente prácticos para que, poco a poco y de forma natural, nos acerquemos un poco más a completar el fascinante puzzle del Sol Naciente.

¿Qué es lo que ocurre cuando nos presentamos o introducimos a alguien en una reunión de negocios en Europa?

-Te presento a Eduardo, es el Director Financiero de la compañía Holding.

En Japón, es un tanto diferente.

-Trabajo en Holding, soy su Director Financiero, mi nombre es Eduardo.

En primer lugar, los japoneses siempre presentan su empresa, posteriormente el cargo y el departamento, y en último lugar el nombre del individuo.

Este hecho no es algo casual y está cimentado en una larga tradición protocolaria.

La tarjeta de visita (MEISHI) representa un papel VITAL en una sociedad muy jerarquizada y ritualizada donde la simbología es necesaria para establecer el protocolo de manera adecuada. Para una acción A, un japonés SIEMPRE espera una respuesta B. Si nosotros realizamos una reacción C, se sentirá inseguro, mostrará perplejidad y acabará bloqueándose.

Ésta, es una de las razones que desembocan en desconfianza hacia lo que les es ajeno, en este caso, nosotros y nuestro comportamiento occidental.

La extrema y minuciosa regulación protocolaria llevada a cabo durante el shogunado Tokugawa, jerarquizó la sociedad nipona en símbolos y signos que marcaban la pertenencia del individuo a un grupo, colectivo, casta, familia, oficio, etc.

Los Mon en la ropa y los estandartes militares eran signos inequívocos que situaban a cada individuo en la posición social que le correspondía. A diferente rango, diferente tratamiento y protocolo utilizado. El error en el reconocimiento de un símbolo llegaba a suponer una afrenta tal que podía conducir a la muerte.

La sociedad japonesa actual, como vimos en un artículo anterior, es la más colectivizada del mundo, y aparte de las consecuencias en el reparto salarial que ya vimos, también se refleja en otros ámbitos concretos como en la vestimenta.

Intenten recrear en su cabeza una reunión de negocios a la que haya asistido un japonés. ¿Qué tienen en común todos ellos? Exacto, la ropa. Todos visten de la misma forma, como si de un uniforme se tratara. La necesidad de identificar correctamente a los interlocutores para tratarlos adecuadamente a su rango convierte el MESHI en algo imprescindible, una extensión más de nuestros interlocutores y de nosotros mismos.

El protocolo de presentación es sencillo pero estricto. La tarjeta se presenta sobre la mano derecha por encima de la izquierda orientada al receptor de la misma para que pueda leer el texto. La persona con un rango inferior debe entregarla primero a la vez que da el nombre de la empresa primero, y el suyo a continuación. No se da el cargo que se ocupa demostrando así, humildad y reserva.

La persona que recibe la tarjeta la toma en sus manos y es tambien habitual que la lea en voz alta para despejar cualquier duda sobre la pronunciación. Acto seguido, guardará la tarjeta con respeto ocupando un lugar en el tarjetero correspondiente.

Guardarla directamente sin mirarla, en un bolsillo, sin prestar atención... son muestras irrespetuosas que se deben omitir. Prohibido queda escribir sobre ellas, doblarlas, etc.

Hasta aquí una pequeñísima pero necesaria introducción al protocolo social japonés.

Nota del Sargento Hunter:

El Sargento me ha hecho llegar una interesante aportación sobre el tema. Cuando 2 samurais entablaban combate, solían decir su nombre en alto. Así evitaban morir de una forma anónima o dar muerte de igual forma. Es una característica del código de honor de su rango.

Por otra parte, las convenciones y protocolos militares actuales, funcionan de una manera muy pareja a las japonesas, donde el rango que se ocupa dentro del ejército y el cuerpo, son las señas de presentación protocolarias entre 2 militares obviando el nombre de la persona.

3 comentarios:

Sensei Ohno dijo...

Gracias por introducir el sutil, pero a la vez extremadamente intenso, encanto del codigo de conducta. Japonés, claro.

Una colorista y poética presentación de nuestra manera de ser, de comportarnos y de ver la vida.

Que occidental tan raro. Capaz de introducirse en lo ajeno con respeto.

Tal vez, alguna vez, seais capaces de seguir y sentir el camino del Zen.

Sensei Ohno

Vogelfrey dijo...

Bueno muy bueno.
Como me he reido con el japonés bloqueado.

Kurt
La "C" es mi opción.

Anónimo dijo...

Que bien!Los occidentales son asi..y siempre los hemos respactado, quiero decir..se lo saber merecer..
Y esa es nuestra forma de ser.